domingo, abril 23, 2006

Cuestionemos nuestra educación para su transformación


Miserias de la educación, del educando y de
los trabajadores de la educación
La educación al servicio de los capitalistas

Entendiendo que la educación es considerada una mercancía, los trabajadores de la educación se ven enfrentados a un ambiente de trabajo hostil que se rige por principios contrarios a los que debe animar la educación. La mercantilización de la educación nada tiene que ver con el derecho a una formación y educación de calidad en óptimas condiciones para toda la población. En la medida que la educación recibe un tratamiento empresarial y de negocio esta pasa a ser considerada como una mercancía, o dicho en términos más eufemísticos, un “servicio”, que necesariamente se rige por las frías e impersonales leyes del mercado capitalista, el que en su etapa actual no tiene casi nada que ver con la anquilosada y ya mítica ley de la “oferta y la demanda” y el que nunca fue autorregulado “libre mercado”, que en un intento por velar la realidad hoy se le denomina “neo-liberalismo”, sino que responde a la lógica del poder industrial, comercial y financiero ejercido por los imperialismos, es decir, los grandes monopolios internacionales que controlan según sus intereses la oferta y la demanda.

En este marco la educación en Chile, como en gran parte de los países atrasados del planeta, está supeditada a los dictámenes que vienen del imperialismo internacional, principalmente estadounidenses, y sus organismos como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Interamericano para el Desarrollo (BID), los cuales financian e impulsan las políticas educacionales necesarias para la capacitación, en el mejor de los casos apenas suficiente, de una mano de obra mayoritariamente de muy escasa especialización. Por su parte, el Estado y gobiernos chilenos haciéndose eco de estas políticas internacionales patrocinan o implementan una serie de programas y medidas tendientes a concretar una aparente mayor“equidad” en la calidad y en las oportunidades brindadas, así mismo una ilusoria mayor preocupación por los escolares y la población en general en el ámbito educativo, por ejemplo los 12 años obligatorios de escolaridad, la Jornada Escolar Completa (JEC), diversos programas de educación de adultos, etc.

En el caso de la educación de adultos, han proliferado programas como “Chile califica”, el cual, no obstante que participan profesores preocupados y honestos que tratan efectivamente de nivelar y hacer una verdadera recuperación de estudios al menos en los elementos básicos de una formación general con los adultos, es un programa que se sustenta en un engaño toda vez que tiene como objetivo real mejorar las tasas de escolaridad sólo formalmente y calificar a Chile como un país “civilizado”, con una gobernabilidad más que aceptable, con una mano de obra capacitada y disciplinada, y en definitiva un país altamente competitivo y rentable para las inversiones principalmente extranjeras.

Los 12 años obligatorios de escolaridad y la JEC también se enmarcan en estos mismos objetivos, sin embargo, se deben precisar los objetivos formales más específicos: se busca la integración activa y productiva a la sociedad de los educandos, y la labor principalmente de los docentes se debe encaminar a lograr esto a través de la inculcación en los alumnos de:
desempeños más complejos de competencias (léase mano de obra escasamente capacitada y barata);
convivencia social (respeto incondicional al orden jurídico capitalista, disciplinamiento social y resignación frente a las malas condiciones de vida y a los abusos);
ejercicio de la ciudadanía (participación y legitimación del engaño electoral que va alternando en el poder a las distintas facciones capitalistas) y
construcción de proyectos personales y autónomos (exaltación de la vida individualista y privada).
Es decir, se les pide a los trabajadores de la educación educar en el engaño para la aceptación y respeto del orden dominante, desmovilización y la pasividad de los alumnos, o mejor dicho, para la participación activa y propositiva pero dentro de los marcos de la convivencia y fomento del capitalismo. Por lo mismo, elevar los niveles de calidad de la educación así como terminar con el carácter frontal y poco ‘construtivista’ de las clases que hoy en día se hacen, y realizar una verdadera y beneficiosa reforma en las metodologías y por tanto alcanzar una educación integral, será imposible sin antes cambiar las estructuras económicas y políticas del país que sustentan este sistema educativo que entrega una educación para ricos y otra para los pobres.

Todo lo antes expuesto puede ayudar a entender en parte por qué todos los trabajadores que laboran en centros educativos, sobre todo municipalizados, están expuestos a una subvaloración social de su trabajo que se traduce en sueldos malos y abusos e incumplimientos reiterados por parte del empleador de los compromisos contraídos con los trabajadores. En el caso particular de los auxiliares de aseo, inspectores de patio no docentes y de los administrativos de menor jerarquía, además de ser los peores pagados, son los que experimentan las peores condiciones de trabajo dentro de un colegio en cuanto a la recarga de trabajo, nulas posibilidades de capacitación, y la alta precariedad e inestabilidad laboral, que es por lo demás, la misma precariedad laboral que sufren todos los trabajadores de colegios principalmente particulares subvencionados y privados.

Los trabajadores docentes por su parte son exprimidos al máximo en cuanto a la relación entre las horas de contrato y las horas frente a curso, esto implica que un profesor está a cargo de muchos cursos, y más aún si trabaja en dos colegios, produciéndose una grave situación cuando él presenta licencia por algunos días, es decir, son muchos los alumnos que quedan sin clases efectivas. Además, la jornada de trabajo no deja respiro razonable y tiempo aceptable para labores que se realizan fuera del aula, como planificación, preparación de clases, evaluación, capacitación; todo lo cual se realiza principalmente fuera del horario laboral.

Así también, la gran mayoría de los alumnos y los trabajadores de la educación sufren las deficiencias y los problemas de una infraestructura inadecuada e indigna para realizar un buen desempeño de las funciones, como el grave hacinamiento debido a lo estrechas de las salas de clases y el gran número de alumnos por cursos. Junto a esto se debe tener presente que los capitalistas dueños de los medios de comunicación, en la defensa y promoción de sus intereses, orientan, especialmente la televisión, para que distorsionen y cambien los valores y actitudes correctas como los de la solidaridad, honestidad, sencillez y empatía, por el egoísmo, el individualismo, exaltación de un estilo de vida acomodaticia, ligera, de fría competencia, y ver en todo, sobre todo en la juventud y la mujer, una oportunidad de negocio y consumo.

Currículo, directivos docentes ineficaces, profesores que deben trabajar hasta avanzada edad para esta labor, etc. Son demasiados los problemas que se presentan en la educción, tal vez con una completa falta de visión por parte de la clase dominante, entendiendo el papel central que cumple la educación en una sociedad dividida en clases para el control y sometimiento de las clases explotadas. Son por lo demás también, los mismos problemas en el fondo que se comparten con otros ámbitos como la salud, la vivienda, previsión, etc.

Hoy en día, los trabajadores en general y los de la educación en particular, en contadas ocasiones cuentan con dirigentes y organizaciones que defiendan sus intereses de forma democrática, firme y honesta. Por ejemplo, el Colegio de Profesores, creado en plena dictadura militar con su carácter gremial y sectario hacia los otros trabajadores de la educación no docentes, es una organización que legitima y avala esta sociedad dividida en clases, esta sociedad de privilegiados y explotados. Además, todas las veces que se han movilizado los profesores y con la fuerza que lo han hecho, no guarda relación con las miserias conseguidas y los beneficios perdidos en el tiempo, lo cual habla de los oportunistas intereses que han animado a sus dirigentes, sobre todo los nacionales. Estas situaciones que dan rabia, se repiten amargamente en casi toda la historia de las luchas honestas y decididas que mil veces han dado los trabajadores; pero la manipulación revisionista y el sometimiento al orden y leyes de la clase dominante deben terminar. Para esto, los trabajadores no deben permitir ser embaucados en organizaciones gremiales animadas por reivindicaciones parciales, mezquinas y oportunistas que intentan desconocer que la sociedad capitalista esta dividida en clases de intereses irreconciliables.

Los empeños deben estar orientados en la creación de organizaciones que se fundamenten en la realidad de clases que han impuesto, unificando los intereses de aquellas clases sociales que se ven violentadas por la propiedad privada del gran capital nacional, la burguesía burocrática y los intereses del imperialismo. En esto es fundamental el reconocimiento de la calidad de explotados, el cual debe unificar en la acción y en un programa conjunto de lucha contra los enemigos de clases principales.

Por tanto, existe la claridad y necesidad de hacer nuestra las luchas que se han desarrollado a lo largo de la historia de la sociedad de clases por parte de los trabajadores en general y el pensamiento social que lo ha animado, con la finalidad de aprender y levantar para el momento actual y nuestra realidad una línea clasista en el ámbito de los trabajadores de la educación en Chile.

A CREAR NUEVA EDUCACIÓN PARA UNA SOCIEDAD DISTINTA...
ORGANIZATE, REFLEXIONA Y ACTUA ¡!

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